La esterilidad se ha convertido en España en un «problema médico y social preocupante». Alrededor de 35.000 niños nacen al año por medio de técnicas de reproducción asistida. «Una cifra parecida a la de otros países europeos, pero con una asignatura pendiente: el alto número de gestaciones que resultan embarazos múltiples», dice el director del Instituto Valenciano de Infertilidad en Madrid, Antonio Requena.
Los embarazos múltiples siguen representando un desafío médico. El problema se agudiza cuanto mayor es el número de fetos. «En general, por cada niño de más en el útero, se reduce en tres semanas la duración media del embarazo», asegura el profesor de Ginecología de la Universidad del País Vasco, Juan Carlos Melchor.
El adelanto de los partos acarrea problemas de madurez fetal. Los embarazos triples, por ejemplo, pueden presentar «incidencia elevada de aborto espontáneo y muerte intraútero, o daño neurológico permanente», añade el ginecólogo José Gurrea.
Esto en lo que toca al niño. También hay complicaciones para la madre: «Hipertensión, eclampsia (convulsiones durante el embarazo y el parto) y atonía uterina (el útero no se contrae tras la expulsión de la placenta causando hemorragias)». El especialista admite, no obstante, que «estos riesgos han disminuido con los avances de la neonatología y la obstétrica».
Los médicos están de acuerdo en que la reducción embrionaria es aconsejable en gestaciones cuádruples o mayores, pues «las complicaciones perinatales y psicosociales sobrepasan al riesgo de la propia reducción fetal», aclara Melchor. Lo que se discute es si se deben reducir a triple o doble, o incluso si las propias gestaciones triples se deben o no reducir.
Daños de la reducción
La aplicación de la reducción embrionaria tampoco es inocua. En un documento de la Sociedad Española de Fertilidad, que deben firmar las mujeres antes de someterse a la intervención, se mencionan éstas: aborto; infección; partos pretérmino y «consecuencias que aconsejen el apoyo psicoemocional de la pareja». Un aspecto relevante. Hay que tener en cuenta que se trata de personas ansiosas por lograr un embarazo. Un estudio señala que, tras someterse a la reducción, «más del 65% de las mujeres relatan un sentimiento agudo de dolor emocional y angustia». Sólo «la cristalización posterior de la maternidad mejora esa situación». No obstante, casi todas las parejas que optaron por la reducción reafirmaron con el tiempo su decisión.
http://www.abc.es/20091120/nacional-sociedad/dolor-emocional-angustia-20091120.html