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 Victoria Sylvester. Mujer de corazón infinito.

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Maria Rosa
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Victoria Sylvester. Mujer de corazón infinito. Empty
MensajeTema: Victoria Sylvester. Mujer de corazón infinito.   Victoria Sylvester. Mujer de corazón infinito. Icon_minitime1Vie 11 Nov 2011, 11:05

El deseo de ser madre de muchos hijos anidó en el corazón de Victoria Sylvester desde su adolescencia. Su noviazgo con Patricio alimentó ese anhelo que se potenció a sus 24 años, cuando se casaron. Juntos soñaron en formar una gran familia. Proyecto que tardó en realizarse más de lo esperado, ya que durante diez años buscaron concebir a sus hijos sin éxito.

Primero, de forma natural; luego con infinidad de tratamientos. Sin embargo, cuando el milagro parecía concretarse, una nueva frustración los acechaba. Por ese entonces, Victoria, mortificada por someter su cuerpo a prácticas agresivas, reparaba en aquellas madres que por distintas circunstancias renuncian a sus niños. “Esas mujeres tienen a sus hijos y los dan y yo que quiero no puedo”.

Sin embargo, la maternidad se presenta de diversas formas, y Victoria supo revertir ese enojo contemplando una de ellas: la adopción, una decisión que iluminó su don de madre.
Si bien la esterilidad en un principio pareció algo terrible, en efecto, fue algo creador. Patricio, María Emilia y José, sus hijos, pronto llenaron su vida. “Fue un milagro recibir a cada uno de ellos”. Sólo bastó tener a su primer hijo en brazos para encontrar claridad, para darse cuenta del valor de aquella madre al darlo en adopción. “A ellos siempre les transmití ese reconocer, ese valorar a sus madres biológicas. Nunca fue la persona que no los quiso, que los abandonó sino alguien que no pudo, y que quiso algo bueno para ellos”, asegura.

Al mismo tiempo en que Victoria y Patricio disfrutaban la experiencia de ser padres, sintieron que tenían la capacidad para multiplicar ese amor y cobijar a más niños en él; quisieron dar a otros lo que ellos recibieron. Por eso, cuando se enteraron de que la parroquia de su barrio, en San Miguel, Gran Buenos Aires, convocaba a familias para cuidar bebés a disposición de los juzgados de menores hasta que encontraran un nuevo hogar, se ofrecieron a recibirlos.

Victoria tuvo la fortaleza de convertir el dolor en amor, transformación en la que descubrió una misión para su vida y como las cosas siempre van un poco más allá, su destino aún tendría algo más preparado para ella… un sacerdote amigo le dijo: “Hay una adolescente embarazada que está sola en la calle, necesita que alguien la ampare”.Victoria

Sin dudarlo ayudaron a esa joven madre recibiéndola en su casa hasta que naciera su bebé. Luego recibieron a otra muchacha en las mismas condiciones,
y luego a otra. Durante ese período, el padre José Barbich, del obispado de San Miguel, la convocó para formar un hogar de madres adolescentes. “Obviamente le dije que sí, ¡qué otra cosa podía decirle!”, recuerda.

Una chica que no ha tenido un buen vínculo con su familia, o vivió experiencias traumáticas como situaciones de calle o abusos intrafamiliares, suele tener dificultades a la hora de generar lazos con su pequeño.
Por eso, el Hogar Nuestra Señora del Refugio tiene como objetivo ayudar a adolescentes a fortalecer el vínculo entre madre e hijo. Además de darles alojamiento, vestimenta, alimentación y medicamentos, reciben contención psicológica.

“Lo maravilloso es que ellas hayan decidido seguir adelante con esos embarazos. Aprendimos a ponernos en su lugar ante todo lo que hacemos y decimos. El aprendizaje es infinito porque en el dar estás recibiendo permanentemente. Los resultados de nuestro trabajo se ven un tiempo después, cuando pasan años y las chicas regresan con su vida organizada”, cuenta emocionada.

Pasaron 40 años de aquella inicial búsqueda de la maternidad con su marido. Victoria vive cada día como una oportunidad de seguir dando amor de madre, se siente orgullosa por la tarea que realiza junto con sus compañeras. Con la satisfacción de estar dejando su granito de arena, dice que “el voluntariado es lo más valioso que tenemos”.

Hoy sus hijos tienen 30, 28 y 26 años. Tiene dos nietos y uno más en camino a quienes también cuida con incalculable entrega. Victoria es una mujer de fe, su diáfana mirada refleja la pureza del alma. No se detuvo ante las inclemencias en su camino, aquellos anhelados regalos de amor llegaron y lo siguen haciendo. Tuvo la imposibilidad biológica de traer hijos al mundo desde su vientre, pero no desde su corazón.
http://ar.selecciones.com/contenido/a2980_super-mamas-2011-de-la-revista-selecciones
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