No siempre es imposible

No siempre es imposible
Si no puedes tener hijos, hoy tienes más opciones para lograrlo


Por Ileana Delgado Castro / idelgado@elnuevodia.com

A los 35 años, después de haber hecho un doctorado en salud pública y viajado "por el mundo", Sandra decidió "sentar cabeza" y formar una familia. Pero después de un año intentando tener un bebé, la buena nueva no acababa de llegar. Y luego de varios estudios y exámenes médicos, el doctor le dijo que tenía problemas de ovulación.

"Aunque el médico nos dijo que el tratamiento era rutinario y se podía subsanar, fue como un balde de agua fría. Me sentí muy mal y frustrada", recuerda Sandra. Dice que por un tiempo se rebeló y rehusaba volver al médico, lo que trajo muchas fricciones con su esposo Pero hace unos meses decidió volver y, tan reciente como el mes pasado, comprobó que estaba embarazada.

La situación de Sandra es hoy en día mucho más frecuente de lo que puede parecer, dice el doctor Nabal Bracero, subespecialista en endocrinología reproductiva e infertilidad.

"Tenemos parejas que se están casando más tarde y están postergando el momento de tener hijos. Y, después de los 34 años, puede haber problemas por la forma en que los óvulos se comportan", indica Bracero, tras explicar que después de esa edad hay un descenso en la calidad del óvulo, lo que incide en la fertilidad de la mujer.

Otra situación que ocurre frecuentemente hoy día, agrega, es el de varones que tienen un contaje de espermatozoides casi en cero. Pero es un problema que actualmente es relativamente fácil de resolver.

Y es que, desde el nacimiento de Louis Brown en 1978 -la primera bebé nacida mediante fertilización in vitro-, se abrió un capítulo nuevo en la historia de la medicina.

De hecho, se estima que en los pasados 30 años han nacido en el mundo más de un millón de bebés mediante las técnicas de reproducción asistida. De eso da fe el endocrinólogo reproductivo Pedro J. Beauchamp, el primero en hacer una fertilización in vitro exitosa en Puerto Rico en 1986.

"El panorama ha cambiado muchísimo. Antes, menos del 5% de las pacientes salían embarazadas. Ahora, hasta más del 60% de las pacientes lo logran. También han cambiado mucho las técnicas para tratar la infertilidad", señala Beauchamp.

Un ejemplo es que hasta los años 90 se sacaban los óvulos por laparoscopía, un procedimiento que se hacía por el ombligo y la paciente se tenía que hospitalizar. Hoy, se sacan por sonografía y se hace en la oficina del médico.

"Los medicamentos que se utilizan también han cambiando mucho y son muy efectivos. Hay todas las combinaciones habidas y por haber de hormonas que se pueden ajustar a la química de la mujer. Ahora hay maneras de ‘prender’ el ovario o ‘apagarlo’ y evitar que ovule antes de tiempo", explica Beauchamp.

Para los hombres, la situación también ha cambiado muy positivamente. "Ya desde 1995 empezó lo que se conoce como ICSI, una nueva técnica que permite introducir un espermatozoide directamente a cada huevito (óvulo)", apunta el especialista, tras destacar que antes los hombres con contajes de espermatozoides muy bajos se consideraban estériles.

"Con ICSI se fecunda el óvulo con un solo espermatozoide que se inserta mediante inyección. Esto sucede fuera del cuerpo de la mujer y se espera de tres a cuatro días para colocar el embrión o embriones en el útero", menciona Beauchamp. Agrega que, además, si un hombre se ha hecho una vasectomía, pero luego decide que quiere tener más hijos, se va directamente a una biopsia de los testículos y sacan una muestra de semen para fertilizar los óvulos de la esposa.

Bracero también destaca la técnica de congelar óvulos de una forma ultrarrápida, que se conoce como vitrificación, lo que permite preservar la fertilidad de la mujer antes de que un tratamiento médico pueda afectar sus óvulos. O facilita que una mujer joven pueda posponer su maternidad sin renunciar a tener un hijo más adelante con su propio material genético.

"La vitrificación de óvulos constituye uno de los avances más importantes en el laboratorio de reproducción asistida", afirma Bracero, quien considera que el impacto de esta técnica es muy grande.

"Atrás quedarán muchas de las preocupaciones éticas y morales que han surgido a raíz de la congelación de embriones. De igual forma, pacientes de cáncer que se enfrenten a tratamientos de quimioterapia o radioterapia, donde su fertilidad se vea amenazada, podrán considerar la vitrificación como una opción para preservar sus óvulos", agrega el especialista.

De hecho, los avances en el manejo de la infertilidad y de la reproducción asistida han ayudado a miles de mujeres y hombres que, por diferentes razones, han acudido a estos métodos para procrear una familia.

Otro avance que ambos médicos destacan es la denominación de la infertilidad como una enfermedad, oficialmente reconocida por la Organización Mundial de la Salud. Lo que esperan ayude a romper las barreras y los estigmas a los que se enfrentan el 15 por ciento de las parejas en edad reproductiva.

Pero muchas de estas técnicas estarían en peligro si se aprobara el proyecto 1568 del Senado, que prohibiría el uso de gametos de personas difuntas, el uso de gametos, cigotos, embriones o material genético de procedencia desconocida y el alquiler de vientres.

"De un 10 a un 15% de las fertilizaciones que se hacen en cualquier clínica son con gametos donados. Por eso estamos totalmente en desacuerdo. Creemos que es una invasión a la privacidad y al derecho a tener una familia de forma responsable", señala Bracero, quien cree que es muy difícil que alguien se ponga a fiscalizar o a tratar de limitar el acceso a una terapia cuando hay una enfermedad de por medio.

Aspectos psicológicos

"La incapacidad de tener hijos resulta ser una de las experiencias más difíciles de la pareja que desea niños, lo que puede traerle una crisis, a la vez que sentimientos de angustia y de pérdida", señala Aida Mirna Vélez Cardona, asesora de la Administración Auxiliar de Prevención y Promoción de Salud Mental de la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (Assmca).

Y es que, enfrentarse a un diagnóstico y a tratamientos extensos, difíciles y costosos trae como consecuencia una serie de reacciones psicológicas, las que dependen en gran medida de la relación particular de la pareja, su nivel de comunicación, el estado de ánimo general y eventos situacionales con los que se enfrenten", agrega Vélez Cardona, quien destaca que desde épocas muy antiguas la fertilidad humana ha sido un tema lleno de misterios que ha inquietado a los seres humanos.

De igual modo, señala que la fertilidad fue y es "vivenciada como una bendición". Mientras que la infertilidad se ve como una carencia que no sólo queda reducida al plano biológico, sino que tiene repercusiones hasta en la vida social.

"En la antigüedad la tendencia era a considerar que la persona infértil era casi siempre la mujer. Pero, a través de estudios especializados y técnicas modernas de diagnóstico, también se ha determinado que el varón puede ser infértil", apunta Vélez Cardona, tras señalar que estudios psicológicos de parejas infértiles han encontrado que, a veces, constituye una amenaza que afecta a la pareja en su funcionamiento interpersonal y social.

"Las consecuencias se pueden superar, dependiendo en gran medida de cómo está la relación de la pareja, su nivel de comunicación, el estado de ánimo en general y los eventos situacionales que confronten ante la situación", indica Vélez Cardona, aunque subraya que la pareja debe superar el mito de que una pareja feliz y completa es aquella donde ambos trabajan, todo les va bien, tienen hijos y se llevan bien con toda la familia.

"La felicidad no radica en el desarrollo y crianza de hijos, sino en la relación, la interacción que se establece en la pareja, el estilo de vida que desarrollan, la capacidad y habilidad para compartir intereses, ideas y una vida en común, y el deseo genuino de llegar a acuerdos que satisfagan a ambas partes. No se tienen hijos para complacer a su pareja o a los demás, sino por amor", recomienda Vélez Cardona.

Otra situación que se puede dar al momento de diagnóstico de infertilidad es la negación e incredulidad de la pareja por su dificultad para asimilar la noticia.

También hay sentimientos de impotencia y descontrol ante la situación. Y, de la misma forma, pueden surgir sentimientos de culpa en la parte que presenta la dificultad para concebir.

También se debe tener en cuenta, señala, que en el caso de muchos hombres la imposibilidad de embarazar a su pareja está ligada con la masculinidad, por lo que se sienten presionados y su deseo sexual y desempeño se pueden afectar. Sin embargo, dice que la experiencia de infertilidad es más estresante para las mujeres que para los hombres.

Infertilidad

Se define como la inhabilidad de procrear después de un año de intentar salir embarazada.

La incidencia de infertilidad ha incrementado en las últimas décadas debido a situaciones médico-sociales, como las siguientes:

cirugía pélvica previa

infecciones pélvicas causadas por el uso de dispositivos intrauterinos

abortos y terminaciones de embarazos

enfermedades de transmisión sexual

tensiones de la vida cotidiana

retraso voluntario de la procreación, en lo que se establece una carrera o se logra una mejor situación económica

Recomendaciones importantes

Tengan buena comunicación.

Apóyense mutuamente.

Acuerden el tratamiento a seguir.

Aprendan técnicas para manejar el estrés.

Reciban consejería psicológica.

Proyecten el futuro con o sin hijos.

Busquen información relevante y eviten pensamientos negativos.

No centren los intereses únicamente en el tema de la infertilidad.

Estrechen los lazos afectivos entre ustedes.

Acepten el diagnóstico médico con calma.

Enfóquense en trabajar estilos de vida sanos y saludables emocionalmente.

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